Mi ventana
El camino de lo observado
©Arellano —R
3/20/20252 min read
Habían días que pasaban pasaban muy a prisa, faltaban horas al reloj como para que pudiera tomar un respiro; el trabajo me sobrepasaba y solo pensaba en vacaciones o al menos enfermarme para poder descansar.
Por otra parte, los quehaceres de la casa, lo hijos, la familia, el marido...Cómo poder encontrar el tiempo para atender a los míos. ¿Por qué la vida de pronto se convirtió en una rutina y un hacer y hacer cosas pero no siempre con mucho sentido?
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De un día a otro, todo cambia, un ser invisible nos hace temblar el piso de nuestras seguridades; nos obliga a tomar distancias, a retraernos de las manifestaciones de afectos y trastoca nuestra cultura. Resulta que ahora tengo tiempo, para ordenar mis cosas, mi casa, mi entorno... al principio, es el alivio que estaba buscando. Pero pasan los días y lo que es un pedido pasa a ser una obligatoriedad. La vida está cara a cara con la esencia misma de la misma, que en algún momento puede terminar y eso no siempre se tiene presente.
No quiero pensar, está muy lejos de mí, es cosas de chinos...pero poco a poco se va viendo que no es tan así, es algo que está afectando a todo nuestro planeta.
Nos obliga a pensar en lo frágil que somos, pero por otra parte, que somos todos uno. Hoy puedo verme afectado, porque sin duda el sustento se transforma en dolor, en angustia y por qué no en el pensar en qué hice toda la vida anterior que de alguna u otra manera me colocara en una mejor posición para enfrentar esta crisis.
Cuando se es joven, no se quiere muchas veces estudiar, sí pasarla bien, hacerse de amigos/as, salir y si por ahí se consigue un trabajito para poder ganar algo para disfrutar. No siempre se piensa en un proyecto de vida, en ser previsor, en formarse para hacer que las cosas sucedan de manera consiente y no dejar que pasen así no más.
Hoy frente a la ventana que limpio para mirar hacia afuera, a ver quien anda, quien se pasea sin tomar conciencia de lo que está sucediendo. Mas bien miro a través de ella como al pasado, donde las circunstancias de hoy me obligan a reflexionar... y surgen los porqué no hice esto o aquello. Es cierto, no puedo cambiar el pasado, pero la vida hoy me remece...no se puede ser de la misma manera después de este confinamiento, algo tengo que hacer para ser una mejor versión de mí. O pretendo seguir haciendo como muchos?... echarle la culpa a los demás por mis fracasos, no salir adelante o esperar al ̈señor quien sea ̈ para que haga por mí lo que yo debo hacer... eso es dignidad y amor propio.
Ahora que el mirar a través de la ventana, sea vislumbrar la oportunidad de futuro...¿qué puedo aprender en estos días? ¿qué podemos hacer como familia? ¿qué quiero que vean mis hijos...? ¡Solo plagueos y enseñar a que algo caiga del cielo o mas bien vean el esfuerzo, el aprender a trabajar en equipo y pensar un proyecto de familia juntos!
La vida nos desafía y ese ser invisible que ha provocado esta pandemia, es una verdadera oportunidad y urgencia para cambiar desde dentro y que pueda reflejarse exteriormente.